LIBERTAD Y RIESGO

Hay veces que me siento muy libre. No tener posesiones materiales te da una libertad.

Hay otras veces que siento vértigo. No tener posesiones materiales te da vértigo.

No tener posesiones materiales no quiere decir que no tenga nada.

Y sin embargo, hoy en día parece que el baremo de tener o no tener está en si tienes o no tienes nada. Cuando me siento segura de mí misma, de mi valor como persona, de mi capacidad de crear cosas nuevas, me siento libre. Cuando me olvido de mi valor, de mis cualidades, de mi esencia, y empiezo a mirar hacia afuera, y veo los yates que tengo aparcados a escasos metros de mi terraza, y pienso en lo podrido de pasta que hay que estar para tener un yate como ese (Si ese es su yate de recreo, como será su casa/coche/ropa de no recreo...), siento un cosquilleo en el estómago, y empieza el vértigo. Cierro los ojos y me doy cuenta de que no necesito un yate ni una casa ni ropa mientras me tenga a mí misma, que no es poco, y que no me resulta siempre fácil recordar. Confío en mí y en mi futuro, en que será lo que será y estará bien siempre que sea yo la que cultive este presente con infinitas y libres posibilidades.

Esta es la cara de alguien libre un domingo por la mañana recién levantada...