Wednesday, July 29, 2009

EN FIN

Estoy aquí, esperando a que me llame Pelocho, encadenando cigarrillo tras cigarrillo, queriendo estar sola de nuevo, temiendo estar sola de nuevo. Me siento atrapada, atada, ansiosa, triste, dolida, confusa, asombrada ante el hecho de no conseguir ser yo de nuevo. Yo grande, yo libre, yo segura, yo insegura, yo bailando con todos, yo fuera de la urna de cristal. Pensando: “cuando aprenderé a decidir, cuánto tiempo he de dejar pasar antes de ponerme firme, de plantar cara a lo que mi alma tiempo ha sabe que tengo que hacer”. Y mientras tanto, pospongo lo inevitable, me engaño y engaño a todo el que mira en mí. A todos no. Están los que me quieren, y me miran con compasión, y me dicen con sus ojos: Tú sabes, tú eres, tú vales. Eres grande, libre, segura, insegura. Aprende, Aprende, Aprende. Y ejecuta. Nada es tan terrible. La vida puede acabar ahora, y me la pierdo porque no consigo estar en el ahora. Quiero tranquilidad, quiero trabajar, quiero respirar, conocer, amar y desamar, vivir, soñar, hacer el amor, llorar, temblar, ser abrazada sin cuestionar. Estoy haciéndole una terrible injusticia al Cosmos y ya sabemos todos que de este bar no se va nadie sin pagar.